lunes, 24 de noviembre de 2014

Mestiza

Estuve viendo la ceremonia de elección de los grupos de la Copa América 2015. Sale la Anita Tijoux y canta "Vengo"; una canción que habla del pelo negro, los pómulos marcados y la sangre indígena. Todos rasgos que en vez de enorgullecernos nos averguenzan. Inevitablemente se me vino a la cabeza el tristemente célebre incidente "cara de nana". Y eso me llevó a pensar en ese orgullo caucásico ridículo e imaginario que siente gran parte de esta sociedad. Eso se ve reflejado en cosas tan vanas como lo que consideramos bello. Personalmente, encuentro que Anita Tijoux es una mujer muy bonita. Pero mucha gente no, y todo porque no es rubia, de piel y ojos claros. Como si la raza tuviese que ver con lo bonito, lo armonioso, lo atractivo. Yo soy una mujer de piel clara, cabello color miel y nariz pequeña. Pero mis ojos son oscuros y mis caderas anchas. Mi carácter es difícil y aguerrido. Mi espíritu es incontrolable e inquebrantable. Mi sangre es roja y profunda, amalgama de las raíces de esta tierra, mi tierra, con lo que vino de afuera. Me parió una mujer de pómulos marcados y mi padre es un hombre de rasgos duros. Me crié al lado de mi abuelo, hombre rústico de piel oscura y de mi abuela, mujer también de pómulos marcados y caderas anchas. Todos de carácter fuerte y aguerrido; carácter que con orgullo heredé y que me hacen ser quien soy. No soy extranjera, no soy europea, no soy caucásica; soy mujer mestiza y lo digo con la frente en alto.


jueves, 14 de agosto de 2014

Soltería

Meses sin pasarme por estos lados. Y es que bueno, no soy de las que publican constantemente (no estoy cuestionando la capacidad de observación del que pase por acá, pues es obvio). Soy más bien de las que prefiere publicar una entrada cuando necesito imperiosamente desembuchar algo de manera "pública". Porque sí, para que estamos con cosas, este blog es a fin de cuentas algo así como un diario personal, no publico mis secretos más pérfidos (¡olvídelo!), pero sí ciertas cosas que a fin de cuentas no son secretos de estado tampoco. Y mi soltería es algo que me ha acompañado por años, así que no es un secreto para nadie. Siempre digo que ella y yo no siempre nos llevamos bien. A veces estamos increíble, otras veces no tanto y en ocasiones hasta de las mechas nos agarramos. «Mejor sola que mal acompañada». ¿Qué cresta es eso? Gente, uno también es compañía para sí mismo, y así como el resto de la gente, puede ser buena o mala. Una amiga me dijo una vez: «Tú eres la dulzura con patas». Sé que esa es la opinión que ella tiene de mí (ah, mi amiga, yo la quiero mucho), pero en lo personal opino que soy la peor compañía. Sí, sí, sí, yo sé que muchas mujeres andan pr la vida pregonando a los cuatro vientos que son un cacho, que son complicadas, que son difíciles y blah, blah, blah. Tal parece que hoy en día, ser desequilibrada es sinónimo de ser atractiva. Patrañas. Yo si lo digo a veces no es por hacerme la "difícil de alcanzar" (¡¿qué les pasa?!), es simplemente por ser honesta. Pero la honestidad está tan subestimada hoy en día, que cuando se la utiliza como recurso no tiene ninguna validez. Cuando en x conversaciones con x personas, sale a flote el tema del "estado sentimental" (por decirlo de alguna manera) y yo digo que nunca he tenido pareja, son contadas con los dedos de una sola mano las veces en que esas x personas no se asombran. «Pero ¿cómo?, si tienes 26 años ya, cómo nunca vas a haber pololeado». No, nunca. «¿Ni un pinche por último?». No, nunca. «Pero su cosa loca por ahí». No, nunca. Y así se repite mi «no, nunca» varias veces. Soy muy sincera al decir que no entiendo porqué se admiran tanto. Ni que fuese parte de la Constitución llegar a los 20 con la revisión técnica hecha. Yo creo que se puede llegar a los titantos con el capó cerradito. Esa es cuestión personal al fin y al cabo, no tiene porqué ser obligación por mera presión social (todos se escandalizan cuando se habla de sexo, pero se sexualiza a los niños a temprana edad, en fin, eso es para otra entrada). Pero todo eso es una cosa, y el sentirse media sola es harina de otro costal. En mis días de femme fatale me digo a mí misma: «Con suerte me aguanto yo y voy a aguantar a un hombre al lado». Pero hay otros días en los que ando más blanda y me gustaría dejarme regalonear un poco. Un poquito más que fuese. Pero no sé cómo se hace eso. De verdad que no sé. Y me duran tan poco las ganas, que novio, pololo, andante (o lo que sea) no quiero. Me gusta estar soltera, pese a mis arranques de blandenguería. Pero admito que me da susto el que me guste tanto estar sola, porque no sé hasta cuando me va a dar el cuero para estarlo.



P.s.: Sí, pesadita. Pero es lo que hay.