sábado, 29 de diciembre de 2012

Amalgama



Sensación ingrata de sentirse ajena a la vida propia.
Como si el alma se desvaneciera pendiendo de un hilo,
y este cuerpo ya no fuese mío.

La respiración es traicionera,
llevándose consigo no sólo mis penas,
sino que la existencia entera.

Quisiera descansar mis caderas en tus piernas,
perder la frialdad en el fuego de tu espalda,
desvariar hasta perder la consciencia.

Terminar una existencia hecha de arena,
flotar por los paraísos divinos
de tu mirada altanera.

Como fantasma me deslizo etérea,
por cada recoveco de tus manos alternas,
olvidando la terrible miseria terrena.

Cuerpo profundo de mujer serena,
son tuyas estas curvas de caña;
es nuestra la noche que susurra adversa.



lunes, 27 de agosto de 2012

Rêve

Una reminiscencia que se inmiscuye en la nada,
arde la vida como una terrible bofetada.
Llega el sueño, ya no sé de qué sirve,
no puedo siquiera llevarlo a la cama.
Debidamente olvidada entre recuerdos,
nacientes de la luna y el suelo.
Queridamente recordada,
desde pensamientos añejos.
Silos de barro destruidos con el tiempo,
molinos que ya no agitan sus aspas al viento.
Espero lo que no sucede con esmero,
olvido que sólo soy esta en esta vida;
no se que me depara el próximo destino.
Ataviada de amalgamas de infancia,
cargada con un corazón de vida y otro de muerte.
Respirando lo que no es aire,
soñando lo que no es sueño.
Pecho de plata en donde mis palabras se resienten,
vivo de lo que imagina mi noche,
ya no sé lo que las horas del día le profieren a mi mente.
Intento de desparpajo silente,
agitado por astros surgentes y sidéreos,
durmiendo por cansancio al crepúsculo siguiente.


Tierra en el aire, intentando al cielo elevarse,
pluma desprendida, liviana y albina.
Agua olvidada de nube arrojada,
cría temerosa recién parida.

miércoles, 1 de agosto de 2012

Like Juliana

Es extraño cómo suceden las cosas. En ocasiones, uno suele sentir por la angustia o la desesperación de aquellos momentos que las cosas siempre salen mal y que no tienen vuelta. Y quizás lo último sea cierto, pero no por ello habrá un conflicto de realidades opuestas ni mucho menos por ello colapsará el universo. Drama. Eso, más allá de ser un género, es una necesidad humana, para romper lo plano que a veces puede ser la vida y lo asfixiante que eso puede ser. Lo que sucede, es que no todos están dispuestos a reconocer que la exageración es inherente a nosotros. Algunos dirán que es por buscar atención, pero ¿hay algo de malo en querer algo de atención? La atención nos puede llevar a muchas otras cosas. Lo único malo de esa búsqueda es cuando se transforma en obsesión. Pero en cierta manera es entendible. Y es por ello que no entiendo cuando algunos se toman el derecho por asalto de juzgar a alguien; a los hedonistas, a los libertinos, a los blasfemos, a los homosexuales o que sé yo, a lo que se les ocurra para alimentar el ego y olvidar la miseria propia. Como dicen por ahí, se ve la paja en el ojo ajeno, pero no la viga en el propio. Sí, a veces me da rabia; quizás poco, quizás nada, quizás todo. Sin embargo, después de tornados, huracanes y tormentas sucede lo que no sé explicar. Períodos blancos, lienzos sin óleo encima, como esperando el pincel, como esperando lo que irá a suceder. Es como si no sintiese nada. Como dice un personaje en una película: "Al final de la noche me sentía lejana, neutral. Sin fuegos artificiales, sin furia residual, sin revoloteos, nada." Y es extraño, porque no es el momento luego de la resolución, es más bien como si hubiese escondido el polvo bajo la alfombra y me sentase a decidir qué hacer con él. Con penas, pero sin llantos. Con alegría, pero sin risas. Con rencor, pero sin venganza. Con amor, pero sin ternura. Con todo, pero sin nada.

jueves, 5 de julio de 2012

Ergo nihil

Soy hielo esparcido bajo el sol,
frío solitario en demasiada noche.
Criatura vagabunda de mares,
con bolsos de esperanzas.
Soy de ilusiones rotas
hechas lágrimas todas.
Fuerza desvanecida en el aire,
como ceniza de muerto cremado.
Soy cuerpo lánguido que palidece,
temblando de frío, uno que otro desvarío.
Muerte súbita que habita lo inhabitable,
amor perdido incrustado en lo roído.
Soy fuego muriendo bajo agua,
pez salado sin branquias.
Ron que envejece en barril,
vino que se añeja en una cava.

Soy la que se quedó,
soy la que llora al que se fue...

viernes, 29 de junio de 2012

¿A dónde fueron?

Preguntas que juegan en vaivén constantemente,
saltando, cantando y lastimando.
¿Dónde están esos que decían cosas al alba
para proteger mi ser?
¿A dónde fueron aquellos que se regocijaban
en mis alegrías y morían en mis penas?
Yo abandoné a algunos,
y algunos me desertaron.
Ya nada parece ser de la misma manera,
pues la existencia entera no es como era.
Voces lejanas que no se acercan,
fantasmas que acompañan a mi alma en pena.
Vagando y buscando sin hallar lo jamás encontrado,
heridas sangrando que jamás han sanado.
Se calman mis demonios al amanecer de la aurora,
pero se alteran al ocaso y hacen mi noche más negra.
Con el corazón roto en la mano,
ya no distingo el manto del sepulcro de las sábanas de mi cama.
Y no hay remanso alguno que acalle mis fieras internas,
pues vivo en el patíbulo por mis pecados sin consciencia.
En el crepúsculo se pudre mi diario teatro,
cuando mis sonrisas de plástico son reemplazadas por llanto amargo.
Se languidece este cuerpo que parece a veces tan pequeño,
como pieza de cristal frágil de tanto tormento.
Si me aventuro a la vida, me siento ajena
como ceniza de muerto esparcida en la arena.
No logro hilar el día con la noche,
no logro romper mis cadenas...

Estoy hecha de sombras, agüa de lluvia y frío eterno;
soy como la Diosa desatada que llora su pena.

lunes, 25 de junio de 2012

"¿Qué diablos pasó?"

Cada cierto tiempo, una pregunta bastante odiosa comienza a rondarme la cabeza: "¿Qué diablos pasó?" Y siempre le sigue otra peor: "¿En qué momento se pudrió todo?". Quizás mi resentimiento contra esas preguntas, sea el hecho que a pesar de los años, no las puedo responder, y estoy segura que jamás seré capaz de hacerlo. No es falta de optimismo lo que me lleva a esa conclusión, es más bien sensatez. Siempre he creído, que una vida es un compendio de momentos, como pequeños retazos de tela cosidos a mano formando una sola gran pieza. A veces la costura no es muy firme, y algunos retazos se descosen perdiéndose en algún rincón del cual nunca saldrán. Y así, es difícil tratar de rememorar todo lo vivido, todo lo experimentado; todo lo reído y todo lo llorado. No son ganas de torturarse a uno mismo, sino que son ganas de analizar los errores cometidos, esas malas decisiones o simplemente neglicencias que nos llevaron a pésimos resultados, para aprender de ellos, y no volver a tropezar con la misma piedra. A veces me parecen conclusiones tan repetidas, y tan vacías de pronto. Pero luego recuerdo lo que mi tata solía decirme: "Lo único que no tiene solución en esta vida, es la muerte". Cuando logro hallarle sentido a esas palabras, siento que me ahogo en  un vaso de agüa, pero luego creo que los problemas no hay que minimizarlos para sentirse mejor, sino que hay que enfrentarlos. A muchos de ellos no supe darles la cara en su debido momento, y es por ello que hoy lamento ausencias de personas muy queridas. Pero ¿qué se puede hacer cuando se mostró lo peor de uno mismo, eso que uno quisiera ahogar muy en el fondo? ¿Y no una, sino que muchas veces? La pérdida, ha sido una constante para mí, pues no sólo los que se nos mueren nos dejan, los vivos también. Incluso uno mismo se abandona sin darse cuenta, y yo, me abandoné hace muchos años ya. Quizás algún día me encuentre, me cuide y sea capaz de mirarme como lo hacía antes, de eso no tengo certeza, pero no puedo negarme ese "quizás", porque quizás algún día vuelva a sentirme orgullosa de lo que soy. Pero eso será cuando encuentre a la que era, tal vez no tan distinta de la que soy ahora como yo creo, pero sin duda que mucho mejor.

sábado, 26 de mayo de 2012

Inconclusa

Quizás puede ser un cliché de parte de muchos expresar cierta melancolía cuando llueve, pero la verdad creo que es algo casi inevitable, trillado o no, es inevitable para muchos. Ciertamente yo no escapo a eso. Alguna tarotista por allí diría que es algo normal en una mujer como yo; regida por Saturno, nacida bajo el signo de la cabra de monte. Para quienes creemos en eso, es algo lógico. Razón quizás, por la cual a veces me resigno a la vida y a la manera de funcionar que tiene mi mente. Sin embargo, a pesar de todo ello no puedo quitarle el crédito a la lluvia por traerme honestidad, esa dura y cruda, esa que es con uno mismo. Por eso no puedo evitar un mea culpa por arrojarme tan libremente a la pena y vorágine que me consume meramente por mi culpa. El que no me conoce puede pensar que es una manera de llamar la atención, que quizás me gusta ser la Reina del Drama, pero no es así. Es sólo que a pesar de mis años, aún no aprendo a mirar adelante y no atrás; aún me aferro al pasado, ese que no volverá por errores, por ausencias, por silencios, por frialdad... por la vida. En ocasiones creo que vivo en una constante reminiscencia, pero no se puede culpar al destino por la falta de acción propia. Después de todo es mi vida, y debo ser yo quien tome las riendas de ella, pues nadie más puede ni debe hacerlo por mí. En ocasiones me cuesta dejar de lado una cierta sensación de ridiculez, y recuerdo una canción que dice "and my friends are past this game of breakdowns". Veo que mucha de mi gente tiene su vida resuelta, manejando sus días y lo que ellos contienen. Y es ahí cuando inunda esa cosa infantil que uno a los 24 años no quisiera sentir, porque eso de "estoy bien, estoy mal" parece ser tan adolescente, cuando uno realmente adolesce cosas que dan para esos juegos. Y con juegos no quiero decir que las desventuras personales sean tonteras, sino que son cosas en las que se apuestan cosas quiérase o no, y se puede ganar, pero peor aún, se puede perder. Siento que algo me hace sentir inconclusa. Quizás soy yo misma, que por no cerrar las viejas heridas temiendo el tamaño de las cicatrices, no me atrevo a arriesgarme con todo por lo que quiero. Ya sé que es, ahora sólo debo ir tras ello sin importarme lo que pasó. Todo eso ya es polvo, todo eso ya es tierra, que con esta lluvia sólo pasa a ser barro.

martes, 27 de marzo de 2012

Bohemia sucia

Juventud que se borra en el intento
patético de retenerla.
El consumo de una sociedad
roída de vicios y violencia.
La materia se corrompe
y se olvida.
Sólo esencia sobre cuerpo prevalece.
Lo que se refleja en el espejo,
cambia en el segundo en que se pestañea.
Se saboreó el vino en la garganta,
y al momento del destierro,
se retuercen los sentidos.
Estatua de sal que se desploma de hastío,
cae el sereno enmudeciendo al ruiseñor
en el patio del caserío.
Opio que coagula el cerebro,
cada vez son menos las sinapsis.
Se saliniza el agüa
y se hace sangre.
Un álamo y dos sauces.
Estero antes húmedo,
ahora puro polvo en el rostro partido.
Ya no basta el deseo ni el oxígeno,
sólo importa el plástico
y el fermento vacío.
Mugre que opaca el gemido bruto del ser humano.
Canibalismo como nunca antes sentido,
como nunca antes llevado a cabo.
En lo inmenso se pierde lo apetecido,
se horroriza con la negrura del patíbulo.
Carne de fuego desciende del destino,
incendiando la voluntad de vivir en un paraíso.
 Anhelando lo prohibido,
niños hambrientos que caminan perdidos,
con los pies rotos
y el digno apellido hundido.
Soles que se enfrían
como corazón sin torrente sanguíneo.
Aneurisma de cinismo,
imberbe dolor de cabeza clandestino.
Nervios torcidos de existencia tensa,
desgracias compartidas
y penas acumuladas.
Tumba de los demonios del pasado,
que amenazan desenterrar lo ya pisado.
Cocaína en el tabique,
heroína en la vena,
muerte súbita de la putrefacción podrida.
Estado vegetal de la esperanza,
derrame cerebral de la ilusión tonta y deseada.
Luna plateada que baña la inmundicia ajena,
que ya no lo es tanto en una segunda vuelta.
No hay oropeles ni zafiros
capaces de borrar la suciedad que se impregna.
Desconocidos sin honor,
pasado que hiere sin compasión.
La clemencia es cosa del siglo pasado.
Ya nadie se preocupa por el del este,
el del sur, el del norte
y mucho menos por el que muere en el ocaso
allá en el oeste.
Los cristales son todos cóncavos,
no hay espacio para lo convexo.
No convergen los destinos,
sólo diverge la vida externa.
Se difiere de lo que fue la existencia.
Bondad que se encadenó
con la llave arrojada al mar.
Cordura mental que se va como arena en el viento,
humo de tabaco creando pensamientos;
un poco locos, un poco cuerdos.
Viajando y llegando
con sensación de ausencia,
viendo de la nada bosques encendidos,
consumiéndose como si nada pretendieran.
Con la muerte susurrando epitafios al oído,
se muere un poco
en cada intento de desparpajo y olvido.
Ojos desorbitados que miran estrellas fugaces,
basura celestial sin un final,
sin un fondo,
sin especies arrimadas.

No existen palabras que se paseen
por el canal auditivo.
Menos existe un mensaje que se albergue
en el músculo bajo el pecho vacío.

martes, 20 de marzo de 2012

Sucia bohemia

Llanos plagados de inmundicia.
Pura miseria humana,
esparcida como gritos silentes de una ciudad agonizante
y podrida.
Ojos cansados que vagan por el ocaso.
Arrastrando una esperanza muerta,
cubierta de una túnica ya de olvido roída.
Abrasante rojo que se hunde en las curvas
de aquel cerro hace tantos años violentado.
Alterando demonios, muertos
y pasado.
Esencia corrompida por tanto daño alabado.
En el baño duerme una consciencia.
Vida que se ahoga con tanto hollín de chimenea sucia
y vieja.
Mordedura de ratas que ríen
y se jactan.
Caen los grandes,
con ellos las utopías falsas.
Personas que son juguetes,
relegadas a la nada.
Volviendo a lo triste de la siembra,
esa de penas,
amarguras y sierras.
Odio parido como si nada ya fuera.
Perdón parqueado en la acera.
Dentadura que se pudre de mentiras,
lenguas que saborean la nata de las mismas.
Cuerpos lánguidos lacerados por el salvajismo de esta vida.
Sitiales de seda para bastardos sin consciencia.
Empatía cínica de quien la sobrelleva,
mirando a los ojos con un velo encima.

Perdiendo fe en la existencia
y pensando por qué se vino a esta tierra.
Si hay algo más grande que gobierne al mundo,
ya se ha perdido en la guerra.

jueves, 9 de febrero de 2012

Il mio mistero è chiuso in me (I)

Y todo partió con una pequeña molestia en la cabeza. No había caso; por más que lo intentara la molestia no se iba. Pasaron los días, y perdida entre sus libros y la pena del luto que a pesar de los casi 2 años recién comenzaba, sintió que ya no sólo le aquejaba la cabeza; ahora también el corazón. Ni siquiera una tregua, un pequeño respiro, nada. De vuelta a la batalla, de vuelta al cuestionamiento; de vuelta a la duda y la desesperanza. Nadie lo sabía, nadie en verdad supo alguna vez lo que pasaba con ella. Era imposible penetrar el concreto de su silencio. Siendo una mujer tan dura, su fragilidad era casi surrealista. Pero a pesar de todo existía, el problema era que nadie la veía. Y allí estaba, tan dulce y delicada como siempre; tan fría y dura como nunca. Pasaban los días, y el corazón le dolía aun más y más, a veces tanto, que no podía respirar. A pesar de todo terminó el año, nunca supo cómo, pero lo terminó. Llegó uno nuevo, pero no tuvo un buen comienzo; no tuvo un buen cumpleaños, no tuvo unas buenas vacaciones. En definitiva, no tuvo un buen verano. ¿Era acaso posible que las cosas empeoraran? A pesar de su pesimismo, no tenía idea. Pero llegó a un mes de marzo que sin darse cuenta la hundió en lo más profundo de su miseria. Otra pérdida, esa que la dejaba flotando en la nada.

lunes, 30 de enero de 2012

Altazor (prefacio (fragmento))



Mi paracaídas empezó a caer vertiginosamente. Tal es la
fuerza de atracción de la muerte y del sepulcro abierto.
Podéis creerlo, la tumba tiene más poder que los ojos de
la amada. La tumba abierta con todos sus imanes. Y esto te
 lo digo a tí, a tí que cuando sonríes haces pensar en el comienzo
del mundo.
Mi paracaídas se enredó en una estrella apagada que seguía
su órbita concienzudamente, como si ignorara la inutilidad de
sus esfuerzos.
Y aprovechando este reposo bien ganado, comencé a llenar
con profundos pensamientos las casillas de mi tablero:
«Los verdaderos poemas son incedios. La poesía se propaga
por todas partes, iluminando sus consumaciones con estremecimientos
de placer o de agonía.
»Se debe escribir en una lengua que no sea materna.
»Los cuatro puntos cardinales son tres: el Sur y el Norte.
»Un poema es una cosa que será.
»Un poema es una cosa que nunca es, pero que debiera
ser.
»Un poema es una cosa que nunca ha sido, que nunca podrá
ser.
»Huye del sublime externo, si no quieres morir aplastado
por el viento.
»Si yo no hiciera al menos una locura por año, me volvería
loco.»
Tomo mi paracaídas, y del borde de mi estrella en marcha,
me lanzo a la atmósfera del último suspiro.
Ruedo interminablemente sobre las rocas de los sueños,
ruedo entre las nubes de la muerte.