lunes, 25 de junio de 2012

"¿Qué diablos pasó?"

Cada cierto tiempo, una pregunta bastante odiosa comienza a rondarme la cabeza: "¿Qué diablos pasó?" Y siempre le sigue otra peor: "¿En qué momento se pudrió todo?". Quizás mi resentimiento contra esas preguntas, sea el hecho que a pesar de los años, no las puedo responder, y estoy segura que jamás seré capaz de hacerlo. No es falta de optimismo lo que me lleva a esa conclusión, es más bien sensatez. Siempre he creído, que una vida es un compendio de momentos, como pequeños retazos de tela cosidos a mano formando una sola gran pieza. A veces la costura no es muy firme, y algunos retazos se descosen perdiéndose en algún rincón del cual nunca saldrán. Y así, es difícil tratar de rememorar todo lo vivido, todo lo experimentado; todo lo reído y todo lo llorado. No son ganas de torturarse a uno mismo, sino que son ganas de analizar los errores cometidos, esas malas decisiones o simplemente neglicencias que nos llevaron a pésimos resultados, para aprender de ellos, y no volver a tropezar con la misma piedra. A veces me parecen conclusiones tan repetidas, y tan vacías de pronto. Pero luego recuerdo lo que mi tata solía decirme: "Lo único que no tiene solución en esta vida, es la muerte". Cuando logro hallarle sentido a esas palabras, siento que me ahogo en  un vaso de agüa, pero luego creo que los problemas no hay que minimizarlos para sentirse mejor, sino que hay que enfrentarlos. A muchos de ellos no supe darles la cara en su debido momento, y es por ello que hoy lamento ausencias de personas muy queridas. Pero ¿qué se puede hacer cuando se mostró lo peor de uno mismo, eso que uno quisiera ahogar muy en el fondo? ¿Y no una, sino que muchas veces? La pérdida, ha sido una constante para mí, pues no sólo los que se nos mueren nos dejan, los vivos también. Incluso uno mismo se abandona sin darse cuenta, y yo, me abandoné hace muchos años ya. Quizás algún día me encuentre, me cuide y sea capaz de mirarme como lo hacía antes, de eso no tengo certeza, pero no puedo negarme ese "quizás", porque quizás algún día vuelva a sentirme orgullosa de lo que soy. Pero eso será cuando encuentre a la que era, tal vez no tan distinta de la que soy ahora como yo creo, pero sin duda que mucho mejor.

2 comentarios:

  1. OMIDIOS... no puedo creer... hoy estuve pensando lo mismo, después de publicar mi entrada en el blog. En la tarde me preguntaba ¿cuándo me convertí en esto que soy ahora? digo "esto" por que ni si quiera sé qué soy, me veo y nos voy como era, me he convertido en alguien que no me gusta. ero como tú, no pierdo la esperanza de reencontrarme, reenamorarme de mí, y descubrir quizás en serio lo que busco y quiero. Ánimo, ése quizás siempre es bueno tenerlo, pues es lo único que al fin de cuentas nos queda. La esperanza y la ilusión de que algún día mejorará todo. Por lo pronto, me alegra que te estés tomando en serio las cosas, en el sentido, que le tomes el peso a todo lo que viene, sin minimizar las cosas (como lo hago yo); sin embargo, no seas muy dura contigo, a veces necesitamos creer que las cosas no son tan malas como en verdad lo son, es algo natural. Sabes que puedes contar conmigo. Yo por ahora, soy un mar de emociones, ando probando de todo, estoy en mi búsqueda, y sabes...¡me encanta! y alguien me ¡me encanta el doble!... espero no perder la cabeza como antes, pero ¡qué va!, es la magia de reencontrarse y reconquistarse.

    Te adoro Nana.

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    1. Bueno, claramente ambas tenemos formas de reencontrarnos muy distintas, pero eso no importa, pues lo que creo es más importante es la buena disposición para hacerlo. Me alegra encontrarte de buen ánimo. Ojalá nos veamos pronto, pero sino, a la distancia sabemos que nos tenemos la una a la otra.


      Besos...

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