lunes, 21 de marzo de 2011

Naturaleza concedida

Mujer de sinuosos gestos con el mundo vivo,
rara belleza sureña, misteriosa hasta el hastío.
Solitaria mariposa sobre la flor entre el gentío,
colores bellos en las alas, mas volando sin tino.

Desenvuelta hablando con extraños desconocidos,
hecha de porcelana tersa, virgen estrellada y existente.
Desenfrenada y torpe bajo tus ojos dormidos,
viviendo lejos de todo, respirando mi corazón latente.

Pasión silverada de naturaleza salvaje y hosca,
primitiva sed de esa forma tuya de ser tan tosca.
Duda mi mente si acaso soy estrella en tu universo,
se disipa todo cuando me cruzo con tu ser convexo.

¡Cómo reprimir en mi pecho el deseo de Sol ardiente,
cuando tu nombre se me viene a la mente!
Y es menester imposible, voluntad perdida;
la declaro sólo tuya, pues ya no mía.

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